Dicen que tienen ingredientes orgánicos. Es una suerte, porque mira que debe ser difícil beberse una cerveza hecha con cebada o lúpulo inorgánicos, que no existen.
Además, los dos tipos de cerveza iki llevan té verde. Otro sinsentido, como el de fabricarla en Bélgica con ingredientes nipones. No entiendo, pero, si fuese belga, me avergonzaría.
A lo que vamos. La cerveza tiene un color amarillo oscuro turbio, casi sin burbuja ni giste.
El aroma es profundamente cítrico, es lo que tiene el yuzu, que es un cítrico y es la consecuencia de pasarse tres pueblos en la cantidad de yuzu que se le echa.
El sabor es agrio, se nota algo de lúpulo, pero todo está muerto por el yuzu. Y cuando digo todo, me refiero a casi todo, porque se notan cosas de fondo que no te dejan diferenciar. Es refrescante, como una fanta de limón sin mucho gas a la que le añades algo de cerveza... o algo así.
No. Si os gusta la cerveza, pasad a otra opción. A cualquier otra opción. Bueno, menos a la de la cerveza esa que hacen con agua de mar...
Nota: 3/10
Alcohol: 4,5º
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